Liderar es formar cultura, inspirar desde el ejemplo y construir una visión colectiva que trascienda lo inmediato

25 Abr, 25 | Artículos | 0 comments

Conversamos con la Gerente General de CYVSA Perú, Claudia Gonzales Velasco, una empresaria industrial que durante su trayectoria ha priorizado el desarrollo humano como base del crecimiento empresarial.

Ella lidera con propósito, empatía y visión, desde la intersección entre estrategia, cultura organizacional, transformación digital y gobierno familiar.

Una de sus iniciativas más destacadas es Govelia Emprende, un espacio que impulsa la autonomía de mujeres emprendedoras, especialmente aquellas que no han tenido acceso a una educación formal. Desde la mentoría, buscan transformar no solo ideas de negocio, sino también historias de vida.

El compromiso de Claudia es seguir formando culturas de trabajo inclusivas, profesionalizando procesos, generando impacto social desde el modelo de negocio y acompañando a mujeres en su camino hacia el liderazgo. Para ella,  transformar una empresa también es transformar su entorno.

Compartimos una nueva entrega del Ciclo de Entrevistas a Líderes Industriales, en la que hacemos foco en el liderazgo industrial, el impacto de la transformación digital en el sector y en la inclusión laboral.

¿Cómo describirías tu estilo de liderazgo y cómo ha evolucionado a lo largo de tu carrera? ¿Qué desafíos te planteas a futuro en ese rol?

Si me hubieran preguntado hace unos años cuál era mi estilo de liderazgo, probablemente habría hablado de resultados, eficiencia y trabajo bien hecho.

Pero al asumir la responsabilidad de liderar la empresa que fundó mi padre hace 45 años, entendí que lidero desde la intersección entre estrategia, cultura organizacional, y transformación digital, siendo mi enfoque construir una cultura que honre el legado familiar, gestionando con empatía y visión.

Por eso considero que mi evolución como líder ha sido el reflejo de mi propio proceso de transformación como persona.

No se trata sólo de integrar procesos, sino de generar un sentido compartido de propósito.

La eficiencia es un indicador importante en la gestión de cualquier líder, pero hoy valoro la innovación y la actitud resolutiva. Esa fue la lección que me dejó la pandemia.

El mayor desafío que tengo ahora es consolidar un grupo empresarial conformado por tres empresas familiares, incorporando lineamientos de profesionalización, manteniendo cada una con sus indicadores y modelo de negocio, construyendo equipos de la mano de la tecnología y las prácticas sostenibles, pero integrándolas en una misma visión.

Podría afirmar que liderar, para mí, es formar cultura, inspirar desde el ejemplo y construir una visión colectiva que trascienda lo inmediato.

Esa visión requiere autenticidad, escucha, adaptabilidad y, sobre todo, coherencia con los valores que me trajeron hasta aquí.

¿Cómo integras la transformación digital y los principios de la Industria 4.0 en la estrategia de crecimiento de tu empresa?

Mi vínculo con la transformación digital comenzó hace siete años, cuando trabajaba como consultora para empresas tecnológicas y como socia de una empresa de capital chileno en Perú.

Esa experiencia despertó en mí el interés por entender la tecnología no solo como herramienta, sino como lenguaje de trabajo.

Cuando asumí mi rol estratégico en nuestras empresas, me comprometí a implementar un plan de transformación digital a largo plazo. Iniciamos con la integración de los procesos clave, enfocados en mejorar la calidad.

Luego escalamos al uso de plataformas compartidas y a un sistema de gestión centralizado.

Ahora estamos en el camino hacia la automatización industrial de nuestra planta de carpintería de aluminio, un desafío mayor por la incorporación de maquinaria especializada.

Sin embargo, el reto más grande en la adopción ha sido cultural. Implementar tecnología requiere transformar mentalidades, y eso implica tiempo, formación y empatía.

Por eso, acompañados por nuestro equipo de recursos humanos, estamos invirtiendo en el desarrollo de competencias digitales en todos los niveles para dar valor a la digitalización.

La tecnología no transforma por sí sola, son las personas las que lo hacen posible cuando se sienten parte del cambio.

Haz impulsado iniciativas de mentoría para mujeres emprendedoras. ¿Cuál ha sido el impacto más significativo que has observado en sus trayectorias?

En principio, el impacto fue hacia mí misma, porque la mentoría con perspectiva de género fue un descubrimiento personal importante.

Empecé acompañando a mujeres con perfiles profesionales y negocios diversos, pero encontré un propósito más profundo al acercarme a aquellas que no habían tenido acceso a educación formal.

Ahí entendí que la mentoría podía ser un puente real hacia la transformación, no sólo para fortalecer negocios, sino para reconfigurar la autoestima y la capacidad de proyectarse hacia el futuro.

Protagonizar su crecimiento económico, y más aún su desarrollo personal, asi como participar abriendo caminos donde antes solo veían muros es significativo en todos los frentes.

Nuestro país tiene un espíritu emprendedor inmenso, pero necesitamos fortalecer la educación, las habilidades digitales y financieras para que ese potencial no se desperdicie.

Lo más poderoso de las mentorías, es ver cómo una mujer que antes no se atrevía a trabajar en su sueño, hoy lidera su emprendimiento y transforma también a su entorno.

¿Qué consejos le darías a una joven que aspira a ocupar un puesto de liderazgo en su industria?

Si pudiera hablarle a una joven que aspira a un puesto de liderazgo, lo haría desde dos perspectivas muy personales, como líder en una empresa y como mentora de mujeres emprendedoras.

1). Desde mi rol directivo, le diría que nunca pierda de vista sus valores, esos que se aprenden en casa, en los vínculos más sinceros. Que los cuide, porque serán su brújula cuando deba tomar decisiones difíciles.

La competencia, sumada a los paradigmas del entorno profesional, son terrenos donde hay que caminar con paso firme.

Así se construye un liderazgo con propósito, siendo auténtica, formándote constantemente con herramientas actualizadas, siendo una profesional informada y preparada para un entorno que cambia todo el tiempo.

2). Desde mi experiencia como mentora, le diría que confíe plenamente en su talento.

Todas tenemos una capacidad única que puede convertirse en un camino próspero y significativo.

No todas las oportunidades se ven atractivas a primera vista; algunas llegan disfrazadas de desafíos que nos dan miedo. Y eso está bien.

El miedo no desaparece, pero sí se puede aprender a caminar con él.

¿Qué políticas o prácticas concretas has implementado para fomentar una cultura organizacional más inclusiva?

Estamos en la etapa inicial del trabajo de cultura organizacional, y este proceso nos ha revelado cuánto hay por aprender y transformar.

Comenzamos por lo esencial: entender que el talento no tiene género, y que las competencias deben pesar más que cualquier etiqueta.

Esta convicción nos llevó a iniciar una reingeniería del capital humano, que visibilizó brechas dentro de nuestras propias operaciones, como la ausencia de servicios higiénicos para mujeres en la planta.

Hoy estamos convocando a nuestra primera coordinadora de planta y esperamos cerrar el año con nuestras primeras operarias de producción.

En el frente de obra también hemos comenzado a incorporar supervisoras.

Sabemos que aún falta construir una línea de crecimiento clara para ellas, pero rescato que este proceso no se queda en el discurso, sino que se traduce en acciones que abren espacios reales.

La inclusión no es solo sumar personas, es construir condiciones para que todas puedan crecer, aportar y liderar.

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