Tuvimos la oportunidad de conversar con Luis Silva, quien además de ser Presidente en Summit Agro Argentina S.A., se desataca por su gran compromiso social.
Junto a tu familia creó la Fundación de la Vincha, que promueve una cultura inclusiva para brindar a quienes quieran practicar deportes, igualdad de oportunidades, sin hacer diferencias respecto a formas de pensar, identidad de género, aspecto físico, discapacidades, orientación sexual, condiciones socioeconómicas, culturales y/o religiosas.
Entrevistamos a un líder industrial con experiencia desarrollada en compañías multinacionales líderes como Monsanto, Bayer y Climate Corp, explorando ambientes de trabajo desafiantes, de cambio e innovación permanente.
Su propósito es inspirar a las organizaciones a trabajar de forma colaborativa, a través de una cultura de equipo, de modo de impactar, a nivel global y regional, tanto a negocios como a personas a través de un fuerte sentido de pertenencia.
¿Qué te motivó a impulsar Fundación de la Vincha, qué balance podés hacer de su impacto hasta el momento y que recomendaciones podrías hacer en relación a incorporar este tipo de visión en las empresas?
Como toda idea o proyecto, la creación de la Fundación de la Vincha surgió de conversaciones en mi familia en relación a la necesidad de hacer algo para cambiarle la realidad a las personas. En este caso, en el rugby, que es el objeto principal donde trabajamos con la fundación.
No es casualidad que hayamos elegido este deporte. Venimos de familia de rugby, mi padre, Héctor “Pochola” Silva fue un emblema de este deporte siendo jugador, capitán y entrenador del seleccionado nacional de rugby “Los Pumas”. Y tanto mis hermanos, Rafel y Juan, como yo jugamos, vivimos y transpiramos los valores del deporte de manera muy fuerte.
Sin embargo, así como el deporte evoluciona, también evoluciona la sociedad, y lo que antes era inclusión en el deporte hoy ya no es suficiente.
Siempre se hablaba del rugby como un deporte que podía ser jugado por cualquiera, alto, bajo, lento, rápido, gordo o flaco y esto le daba mucha “apertura” como deporte.
Pero el aspecto físico no involucraba otras realidades para un deporte que se ha masificado y que, para continuar con ese crecimiento, requiere estar atento y aggiornado a las nuevas realidades sociales, a la inclusión de la familia como un todo (y no solo al jugador), a sumar a las mujeres con un rol más que protagónico e igualitario y a cualquier otro segmento hasta el momento alejados para este deporte.
Afortunadamente este cambio se fue dando en muchos lugares de manera “inorgánica” con iniciativas como Espartanos, en el rugby para presos. Otras más formales como FUAR, para personas que sufrieron lesiones en el juego y necesitan un acompañamiento o mismo el crecimiento del rugby femenino y el denominado “pre mix” para personas con capacidades diferentes.
Muchas de estas acciones son, como siempre fue en un deporte amateur, más bien de índole voluntariado y la idea de la Fundación es acompañar a que la inclusión y la diversidad sea algo “orgánico” para los clubes y que esto los ayude a seguir creciendo de manera sostenible.
Basta ver como muchos clubes entendieron que, abrazar estas ideas, les daba no solo una ventaja social sino también como una mejora en su imagen, mejores resultados deportivos y también económicos.
Estos clubes han avanzado en modificar sus estatutos incorporando a la mujer como socia plena, agregando categorías de rugby femenino, mejorando sus instalaciones para tener accesibilidad para que las personas con discapacidad puedan disfrutar de ver el juego o la creación de áreas sociales para ayudar a los más carenciados, acercarlos al deporte y transmitir sus valores, solo por citar algunos ejemplos.
Este mismo propósito es totalmente aplicable a una empresa o a cualquier tipo de organización. Pero no como maquillaje, sino como un camino, un compromiso que le permita a dicha institución lograr, a través de la inclusión y la diversidad, los mejores resultados, la mejora en su imagen corporativa y ser más atractiva en el mercado para atraer talento diverso qué, al final del día, se traducirá en una empresa más rentable y sustentable en el tiempo.
¿Es importante involucrar los valores que puede aportar la práctica de un deporte en el desarrollo profesional? ¿Por qué?
Definitivamente. Tuve la fortuna de practicar deporte de alto rendimiento de joven, incluso representar al país en seleccionados nacionales, y no hay mejor escuela posible.
El deporte, sobre todo en conjunto, aunque el individual también, te ayuda mucho a conocer y superar tus propios límites, a trabajar sobre la frustración, sobre como apoyarte en tus líderes y compañeros y sobre todo te pone a prueba permanentemente, en lo físico, en lo espiritual como en lo emocional.
Tanto en el deporte como en el ámbito profesional, el talento es importante claro, pero en igual medida, o a veces más, lo es el sacrificio y la disciplina.
Se requiere esfuerzo, entrenamiento, pero también implica diversión y disfrute. Es necesario un equipo, compañeros o staff, para comunicarse, superar objetivos y sobrellevar obstáculos. Implica estrategia, planificación, ejecución y seguimiento.
Requiere innovación y creatividad. Siempre hay competidores. Se buscan resultados. Hay reglas que seguir.
En definitiva, todos los deportes, y para mí en lo particular el rugby, son la representación más cabal de la “vida real” que uno puede encontrar en lo personal como en lo profesional. En conclusión: la vida misma.
En tu perfil de LinkedIn te definis como un líder comercial y de personas, que fomenta la auto superación y promueve buenos ambientes de trabajo aún en momentos de urgencia. También identificas entre tus puntos fuertes la motivación, la empatía, el trabajo en equipos diversos e inclusivos, el aprendizaje continuo y la escucha activa, pilares fundamentales para alcanzar y superar objetivos. ¿Cuáles son las características que sugerís desarrollar para liderar en el contexto actual?
Vivimos en un contexto súper cambiante y volátil que nos desafía todos los días. Para liderarlo estoy más que convencido que el estar abierto genuinamente a cambiar, a crecer con el otro, a explorar nuevas formas es fundamental.
Básicamente, estar dispuesto a aprender algo nuevo todos los días.
Las llamadas “habilidades blandas” son las que, personalmente, me llevaron a poder liderar grandes equipos, grandes negocios ya que el factor determinante del éxito es el factor humano.
No quiero decir con esto que las habilidades duras no sirvan, en absoluto, pero hoy en día tenemos más facilidades para aprender cosas técnicas o desarrollar tareas gracias a la tecnología y ni hablar de la inteligencia artificial.
Respaldo esta teoría con este esquema evolutivo, que un colega me enseño, que dice que el trabajo paso de las manos a la mente y que en el futuro pasará de la mente al corazón (si no es que ya está pasando). Ahí es donde debemos liderar.
Mencionas que tu propósito es inspirar a las organizaciones a trabajar de forma colaborativa, a través de una cultura de equipo, de modo de impactar, a nivel global y regional, tanto a negocios como a personas a través de un fuerte sentido de pertenencia. ¿Podrías contarnos más detalles de esta filosofía personal?
Crecí en una familia en la cual la palabra PROPOSITO es muy relevante. El saber PARA QUÉ haces lo que haces estuvo siempre por encima del deber ser. Cuando diseñé este propósito, hace ya unos cuantos años atrás, logré entender y poner en palabras la razón de ser de mi trabajo.
El ejemplo claro de propósito fue la elección de mi carrera profesional. Estaba entre veterinaria (tanto mi madre como mi padre son veterinarios) o agronomía. Al pensar el para qué elegía una u otra carrera, pensé en que el mundo necesita alimentos, en que el cuidado del planeta es fundamental y que la tierra es el originen de la vida y es el ser humano quien la cultiva.
Esto me permitió conectar todos los puntos junto con mi razón de ser.
Lo interesante es que esta filosofía la puedo aplicar en el ámbito corporativo, en lo unipersonal (soy productor ganadero junto a mis hermanos en Rauch, provincia de Bs As), en la fundación, en el deporte o mismo con mi propia familia, solo cambiando los sujetos en la sentencia.
Siento que siguiendo estos lineamientos puedo explorar mi máximo potencial, trabajando con propósito, con sentido de pertenencia en lo que hago y finalmente con el objetivo primordial de transformar los negocios / organizaciones a las que pertenezco, pero sobre todo a las personas.
¿Recomendarías a una persona que comienza a desarrollarse profesionalmente dentro del sector industrial, que ponga foco en especializarse en ventas técnicas?
Le agregaría a la venta técnica el balance de la venta relacional. En los negocios como en la vida, las relaciones humanas son fundamentales. El conocer que quiere tu cliente, como diseñar estrategias de ganar-ganar, capturar insights para generar mejoras, como descubrir ventajas competitivas por mencionar algunas no serían posibles sin la relación entre partes.
Lo interesante es que muchas cuestiones técnicas cada vez se van simplificando y el acceso a dichas habilidades son más fáciles de adquirir o acceder.
Solo por citar ejemplos, las finchas técnicas de productos, manuales de uso, soluciones de problemas técnicos hoy bien se pueden resolver con tutoriales en YouTube, con búsquedas en internet o porque no a través de chat bots que paso a paso te solucionan tus problemas usando inteligencia artificial. Mismo las ventas de productos técnicos que hoy ya se puede hacer a través de plataformas de e-commerce sin mucho esfuerzo.
Sin embargo, si uno quiere expandir las fronteras, escapar de la comoditización de los productos y crear nuevos negocios, indefectiblemente tiene que trabajar en lo relacional usando habilidades como la empatía, la influencia, la resiliencia, apalancada con excelentes herramientas digitales para mejorar la eficiencia y cercanía de dicha relación.
¿Cuáles son los principales desafíos que tiene por delante el sector agroindustrial?
En estos más de 20 años como profesional en el sector, pude ver como el agro ha evolucionado de una manera increíble y hoy en día el futuro nunca estuvo tan claro para la agroindustria, diría yo, desde la revolución verde.
Hoy en el mundo se presentan 3 mega tendencias:
- Como producir más alimentos para poder suplir la demanda mundial, con una población creciente.
- Como producir alimentos de mejor calidad que acompañen la mayor expectativa de vida, mejoren la salud y puedan satisfacer las nuevas tendencias alimenticias a nivel global.
- Como producir de manera sustentable, conservando y regenerando lo recursos al máximo posible generando un impacto positivo para el planeta.
Si repasamos estas 3 megatendencias, en cada una de ella el agro es el protagonista por excelencia. No hay más tierra cultivable, y tenemos que producir más, con menos.
Solo por citar Argentina, tenemos un potencial de 30-40% más de producción aún por explorar sobre la superficie actual utilizando mejoras en genética, controlando enfermedades, plagas y malezas, mejorando la nutrición del suelo, intensificando prácticas agronómicas y utilizando mejor tecnología y digitalización para el agro.
La demanda de granos y otros vegetales, ya no para alimentación de ganado sino para consumo humano como fuente de proteína y aceites vegetales, nos está permitiendo explorar cultivos impensados para la agricultura extensiva como arvejas, lentejas, garbanzos, mani, carinata, colza, solo por mencionar algunos, fuera de los clásicos trigo, maíz, soja y girasol o aquellos vegetales y frutas que comemos a diario.
Finalmente, en términos del cuidado del planeta, gracias a la fotosíntesis, el agro es el único instrumento capaz de capturar dióxido de carbono para fijarlo en el suelo, liberando oxígeno y así beneficiar al planeta.
Además del uso de nuevas técnicas de conservación y regeneración tales como la siembra directa (100% adoptada en argentina), rotación de cultivos, cultivos de cobertura, intensificación pastoril de la ganadería y el uso de insumos cada vez más amigables con el suelo son otras de las tantas herramientas con las que cuenta el agro para hacer frente a estos desafíos.
Por último, la trazabilidad desde el campo a la mesa del consumidor, son hoy día fundamentales para garantizar que toda la cadena aporta su grano de arena para que estas 3 megatendencias estén presentes en el trabajo que hacemos en el agro día a día.