No existe una única forma de liderar: lo importante es hacerlo de manera auténtica, con propósito y coherencia

4 Nov, 25 | Artículos | 0 comments

Tuvimos la oportunidad de conversar con Antonella Sinito, Country Leader 3M Argentina y Líder Global de Simplificación de Precios en 3M. Una líder global con más de 10 años de experiencia, dirigiendo y ejecutando iniciativas de cambio que mejoran el rendimiento de procesos y la experiencia del cliente.

Apasionada por aprender constantemente cosas nuevas, Antonella disfruta del trabajo arduo y de crear formas alternativas de proceder, identificando rápidamente patrones y factores relevantes.

Los invitamos a conocer una líder industrial, cuya capacidad de identificar las motivaciones de los miembros de una organización, le ha permitido desarrollar equipos donde cada persona descubre formas de colaborar, maximizando sus talentos, habilidades y conocimientos.

Sos bióloga de formación y hoy liderás la operación de 3M en Argentina. ¿Cómo describirías tu recorrido profesional hasta llegar a tu posición actual? ¿Cómo fue ese camino de pasar de la ciencia al liderazgo de una compañía global?

Soy bióloga de formación, y aunque muchos se sorprenden, la ciencia y el liderazgo tienen más en común de lo que parece. En ambos casos se trata de observar, formular hipótesis, experimentar y aprender de los resultados.

Comencé mi carrera enfocada en entender los sistemas biológicos, luego los organizacionales— y con el tiempo descubrí que mi pasión estaba en transformar realidades. Ese camino me llevó a 3M, una empresa que combina ciencia, tecnología e impacto humano.

Hoy lidero la operación en Argentina con la misma curiosidad que me llevó a estudiar Biología: entender cómo funcionan las cosas y encontrar la manera de hacerlas evolucionar.

¿Cuáles fueron los hitos o aprendizajes más significativos en tu desarrollo dentro de la compañía? En particular aquellos momentos, proyectos o decisiones que marcaron tu evolución y que hoy te definen como profesional.

En 3M tuve la oportunidad de recorrer diversas áreas y proyectos, desde funciones operativas hasta pricing, estrategia comercial y liderazgo general. Cada etapa fue una escuela distinta.

Uno de los hitos más significativos fue liderar la transformación de modelos operacionales durante la pandemia. Un desafío que exigió combinar análisis de datos, visión estratégica y una fuerte gestión del cambio en un contexto de gran incertidumbre.

Ese proceso me reafirmó una convicción: el liderazgo no se trata solo de alcanzar resultados, sino de construir espacios donde las personas puedan desarrollarse, aprender y crecer juntas.

A lo largo de tu trayectoria profesional, ¿encontraste desafíos particulares por ser mujer en un sector históricamente con mayor presencia masculina? ¿Cómo los atravesaste, qué aprendizajes te dejaron y qué recomendaciones podés hacer a partir de estas experiencias?

A lo largo de mi trayectoria, enfrenté muchos desafíos, como cualquier profesional que busca crecer y liderar en entornos complejos. Más que enfocarme en las diferencias, siempre elegí concentrarme en desarrollar mi propio estilo de liderazgo, basado en la empatía, la humildad y el respeto.

Creo firmemente que no existe una única forma de liderar: lo importante es hacerlo de manera auténtica, con propósito y coherencia.

Esa autenticidad es la que inspira confianza y hace que los equipos se comprometan genuinamente con una visión compartida.

¿Cómo creés que desde tu rol podés contribuir a abrir más espacios y oportunidades para otras mujeres en la industria?

Desde mi rol, siento la responsabilidad —y también el privilegio— de abrir puertas y generar oportunidades para que más personas puedan desarrollarse y asumir nuevos desafíos.

Promuevo activamente espacios de mentoría, visibilidad y aprendizaje continuo, porque creo que el crecimiento se multiplica cuando compartimos conocimiento y experiencias.

Estoy convencida de que el ejemplo es una de las herramientas más poderosas: cuando alguien lidera con coherencia y propósito, inspira a otros a animarse también.

3M es una empresa reconocida por su espíritu innovador. ¿Cómo llevás la innovación a tu día a día y al trabajo con tu equipo?

En 3M la innovación no es un eslogan, es una forma de pensar. En mi día a día, trato de fomentarla creando espacios donde se valore la curiosidad y se premie la mejora continua.

A veces la innovación está en un gran proyecto, y otras en una pequeña idea que simplifica un proceso o mejora la experiencia de un cliente.

Mi rol es inspirar a que todos se animen a proponer y experimentar.

El contexto actual exige adaptarse constantemente. ¿Qué aprendizajes te dejó gestionar cambios tan profundos en la industria y en los negocios?

El cambio es la única constante. En estos años gestionamos transformaciones profundas: tecnológicas, estructurales y culturales.

Lo más valioso que aprendí es que no se puede liderar el cambio desde la distancia. Hay que estar presente, escuchar y acompañar.

La adaptabilidad no se enseña, se construye día a día, y se contagia cuando los equipos sienten confianza en su líder.

La calidad es un sello de 3M. ¿Cómo te asegurás de que ese valor esté presente en cada proyecto, proceso y decisión?

La calidad, para mí, no es solo un atributo del producto: es una actitud. Implica hacer las cosas bien, incluso cuando nadie está mirando.

En cada decisión busco mantener ese estándar, desde la estrategia hasta la ejecución.

En 3M tenemos un compromiso histórico con la excelencia, y eso se traduce en responsabilidad con los clientes, con la comunidad y con nuestros propios valores.

¿De qué manera transmitís esta orientación hacia la calidad respecto de tus equipos para que sea parte de la cultura compartida?

Trato de hacerlo a través del ejemplo y la conversación constante. No se trata de auditorías o checklists, sino de una mentalidad compartida: si algo puede mejorarse, lo hacemos. Si algo falla, aprendemos rápido.

La cultura de calidad se construye con orgullo por el trabajo bien hecho y con la libertad para mejorar sin miedo al error.

3M es vista como una empresa atractiva para quienes buscan crecer profesionalmente. ¿Qué aspectos de la cultura interna te parecen más valiosos para atraer y desarrollar talento?

3M tiene una cultura única: curiosa, colaborativa y profundamente humana. Es un lugar donde se puede ser uno mismo, proponer ideas y crecer profesionalmente.

Valoramos tanto el pensamiento analítico como el espíritu creativo, y eso atrae a quienes quieren dejar huella.

Lo que más destaco es la posibilidad de reinventarse: nadie se queda en un solo rol, cada desafío abre un nuevo capítulo.

¿Qué mensaje le darías a jóvenes profesionales que hoy están construyendo su carrera y sueñan con liderar en organizaciones como 3M?

Les diría que se animen a explorar, a equivocarse y a aprender. Que no busquen “el puesto ideal”, sino la experiencia que los haga crecer.

El liderazgo no llega de un día para otro: se construye con curiosidad, empatía y propósito.

Y, sobre todo, que nunca pierdan la pasión por lo que hacen —porque cuando eso está, el camino siempre vale la pena.

 

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