(Por Juan Ignacio Arce, Consultant en NUMAN) En tiempos de incertidumbre económica y aceleración de la transformación digital, el mantenimiento industrial enfrenta desafíos significativos con impacto directo en la eficiencia operativa y la continuidad del negocio.
Entre otros factores, la variabilidad en la disponibilidad y los costos de los repuestos y equipos, puede dificultar la adopción de prácticas de mantenimiento preventivo y predictivo.
Se trata de un contexto en el que la planificación estratégica y la optimización de los recursos resultan fundamentales para garantizar la operatividad a largo plazo.
Más aún, teniendo en cuenta que garantizar la disponibilidad, vida útil, fiabilidad y coste, de las instalaciones y maquinarias utilizadas en una industria, tiene un fuerte impacto no solo sobre los niveles de productividad y competitividad, sino también sobre los costos y la rentabilidad de cada compañía.
Los especialistas en mantenimiento están considerados como unos de los perfiles más complejos en el mercado, por el nivel de conocimientos específicos y profesionalismo que se requieren, y por la responsabilidad que conlleva la actividad.
La relevancia que tiene esta posición en la industria, nos interpela a definir con precisión el perfil necesario para desarrollarla, de acuerdo a las exigencias actuales del puesto y la evolución de la actividad.
En relación a las hard skills, se requiere título universitario en carreras técnicas (preferentemente), dominio del inglés y conocimientos técnicos de especificidad, como la metodología TPM.
Mientras que en términos de competencias blandas, se debe poseer visión estratégica/conceptual a mediano/largo plazo, sentido de la urgencia, orientación a la mejora continua y capacidad de comunicación, liderazgo, resiliencia, negociación y resolución de conflictos.
En cuanto a los criterios de selección, y a diferencia con las áreas de producción, en las que es más frecuente que las empresas busquen perfiles que provengan de la misma industria, en el sector de Mantenimiento suele ser suficiente que el candidato haya trabajado sobre maquinaria y procesos productivos similares a los que tiene la compañía contratante.
Otros aspectos que se valoran son la disponibilidad horaria y la capacidad para resolver situaciones de emergencia, para responder ante situaciones que provoquen una parada de planta o un mal funcionamiento de las líneas de producción.
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