(Fernando Carrillo – Business Consultant de NUMAN Argentina) La industria minera es el sexto complejo exportador de Argentina. En 2022 aportó divisas por U$S 3.858 millones, mientras que en los primeros 10 meses de 2023 estas acumularon U$S 3.198 millones.
En la actualidad, la mayoría de los analistas de mercado lo identifican como uno de los sectores de mayor crecimiento. De hecho, se encuentra entre los que mostraron una recuperación en 2023 (+7,2%).
De acuerdo a datos publicados por el Sistema de Información Abierta a la Comunidad sobre la Actividad Minera en Argentina (SIACAM), la minería tuvo una participación en el 0,57% de la economía nacional, generando un valor bruto de producción de poco más de $ 778.000 millones corrientes.
En relación al mercado laboral, la industria minera registra un empleo formal directo de 39.942 personas. A lo cual debe sumarse los puestos indirectos de trabajo que aporta. Según la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), en total, genera unos 100.000 empleos.
Hoy es uno de los tres sectores mejor remunerados del país (detrás del petróleo y el gas). Además, al menos 80% de los productos y servicios que requiere son aportados por proveedores locales.
Con miras al futuro, desde CAEM anticipan que a partir de los proyectos mineros más avanzados, particularmente en litio y próximamente en cobre, para 2032 el sector triplicará sus exportaciones e incrementará en un 80% su fuerza laboral, siempre que se sostenga un contexto adecuado.
Desafíos para la industria minera
El sector minero enfrenta varios desafíos, que incluyen el resguardo de la sostenibilidad ambiental, que se traduce en la necesidad de reducir el impacto de la extracción minera, como la contaminación del agua y del aire, la deforestación y la degradación del suelo.
En cuanto a la responsabilidad social, la industria enfrenta presiones para garantizar que sus operaciones respeten los derechos de las comunidades locales y los pueblos indígenas, y contribuyan al desarrollo socioeconómico de las regiones donde operan.
Otro de los retos reside en la incorporación de tecnologías como la automatización, la inteligencia artificial y la digitalización. Las cuales pueden mejorar la eficiencia y la seguridad, pero también plantean desafíos en términos de capacitación de personal y adaptación a nuevos modelos de negocio.
Además, en la medida que los depósitos minerales de fácil acceso se agotan, el sector enfrenta desafíos para acceder a recursos en áreas más remotas o de difícil acceso, lo que puede requerir inversiones adicionales en infraestructura y logística.
Las fluctuaciones en los precios de los commodities, constituyen otro de los desafíos a considerar. La volatilidad en los precios de los metales y minerales puede afectar la rentabilidad de las operaciones mineras y la viabilidad de nuevos proyectos.
El reto del talento
La industria minera requiere habilidades técnicas y especializadas en áreas como la ingeniería de minas, geología, metalurgia, y seguridad ocupacional. La escasez de profesionales que además de los conocimientos propios del área cuenten con las habilidades blandas indispensables para operar en el mercado actual, puede dificultar la operación eficiente de las minas.
Por otra parte, la competencia por el talento en la industria minera puede ser intensa, lo que hace que la retención sea un desafío, frente a lo cual las empresas deben ofrecer condiciones laborales atractivas y oportunidades de desarrollo profesional, principalmente en relación a los mandos medios y la alta gerencia.
En paralelo, el cambio tecnológico que estamos experimentando con la profundización de la transformación digital y la creciente automatización, requiere que los trabajadores de la industria adquieran nuevas habilidades indispensables para la operación actual.
Abordar estos desafíos requerirá un enfoque integral que incluya iniciativas de formación y desarrollo de habilidades, políticas laborales atractivas, y esfuerzos para mejorar la imagen de la industria minera.
